martes, 2 de febrero de 2010

EL SENDERO DE INICIACIÓN - en you tube -

CAPITULO VIII

EL SENDERO DE INICIACIÓN

Ya dijimos que el transito del adepto del dominio de la muerte al reino de la inmortalidad estaba simbolizado en la inmersión de Hiram Abiff en el hirviente mar de metal derretido y en su paso por las nueves capas terrestres a semejanza de arcos que forman el sendero de iniciación.
Recordemos también, que al término de aquel viaje, recibió Hiram Abiff de su antepasado Caín, un nuevo martillo y una nueva palabra para que los usara en la Nueva Edad.
Según los Evangelios, vemos que Jesús, el hijo de Seth, en cuanto descendió del Gólgota bajó inmediatamente a las subterráneas capas donde permaneció algún tiempo en comunicación con los espíritus que allí moraban.
Así es que las diversas capas de la esfera terrestre, desde la periferia al centro, forman el sendero de iniciación tanto para los hijos de Seth como para los de Caín y, por esto, muy poco o nada se dice de la constitución interna de la Tierra en los tratados de ocultismo, pues quienes sólo son psíquicos no lo conocen, y quienes la conocen no dicen gran cosa sobre el particular. En la obra titulada: Concepto Rosacruz del Cosmos, hay un capítulo en que se consigna cuanto cabe enseñar y al cual remitimos al lector deseoso de más amplios informes.
De diversos modos está custodiado el sendero de iniciación. Mientras residimos en el plano físico nos vemos atraídos hacia el centro de la Tierra por la fuerza de la gravedad; pero como nuestros cuerpos físicos están constituidos por los materiales de análoga densidad a la de los que constituyen la corteza terrestre no nos hundimos en la tierra como nos hundimos en el agua ni la interpenetramos como pasaríamos a través del éter.
Cuando sobreviene la muerte y nos despojamos de la carnal envoltura, quedamos revestidos de vehículos más sutiles que las masas sólida y líquida de la Tierra; y si no hubiera otros obstáculos podría llagar hasta el centro de la Tierra un ser revestido de tan sutiles vehículos, porque libre de su cuerpo denso, ya no está sujeto a la gravitación, pero, en cambio, lo está a la levitación, por lo que sólo puede permanecer en la superficie terrestre durante el primer período de su vida ultrafísica, mientras todavía está revestido de los cuerpos etéreo y astral. Cuanta mayor cantidad de estas groseras materias haya acumulado por ceder a los deseos pasionales de baja índole, como la embriaguez y la lujuria, y a las emociones siniestras como la codicia, el odio y la malignidad y a los vicios deshonrosos, más fácil le será rondar por las tabernas, garitos, lupanares y sitios semejantes. Pero el hombre de altos ideales y elevadas aspiraciones, que por temperamento busque el sendero de iniciación se sentirá impelido por la fuerza de levitación que lo llevará a las puras capas atmosféricas, donde está el primer cielo, y le será imposible entrar en el sendero de iniciación. Se refiere de algunos iniciados que mientras estaban en cuerpo físico lograron vencer la fuerza de gravedad con objeto de levantarse en el aire para realizar determinados propósito. También se les enseña a los iniciados a suspender la ley de la levitación, mientras están en sus cuerpos sutiles y pasar a través de las nueve capas de la corteza terrestre.
Dícese que Jesús fue hijo de un carpintero; más la palabra griega tekton no significa tal como se ha traducido, sino constructor; y arche es el nombre griego de la materia primordial.
También se dice que Jesús ejerció personalmente el oficio de carpintero; más conviene rectificar esta afirmación en el sentido de que fue tekton, constructor o masón, un Hijo de Dios, del gran Archetekton. A la edad de treinta y tres años, cuando ya había recibido los tres veces tres o nueve grados de la mística Masonería, descendió al centro de la Tierra; y así desciende también todo tekton, masón, o francmasón o hijo de la luz, como les llamaban los egipcios, a través de las nueve capas en forma de arco de la corteza terrestre. Asimismo vemos que en el primer advenimiento de Cristo, Hiram Abiff, el hijo de Caín y Salomón, el hijo de Seth renacieron para recibir de El, la inmediata iniciación en los misterios cristianos.
Ya dijimos al tratar de la piedra filosofal que el espinazo es el principal laboratorio del alquimista, y que el fuego espinal engendrado al ascender la energía creadora por el interior del espinazo, cuando pasa por entre la glándula pineal y el cuerpo pituitario del cerebro, dota al hombre de un, por decirlo así, tercer ojo, con el que ve los mundos espirituales, una vez lo suficientemente encendido este serpentino fuego espiritual, puede el hombre leer a su luz la sabiduría de los siglos. Por esto exhortó Cristo a sus discípulos a que fueran prudentes como serpientes. En la Biblia hebrea se usa una vez al menos, en el Salmo 58, la palabra egipcia naja, que significa serpiente. En el Antiguo Egipto los faraones eran reyes y sacerdotes, ejercían doble oficio y por lo tanto, llevaban una doble corona con una serpiente dispuesta de modo que parecía surgir del entrecejo del monarca, cuya sabiduría adecuadamente simbolizaba.
Recordaremos que, según el relato bíblico, Lucifer ase le apareció a Eva en figura de serpiente o hijo de sabiduría; y según la leyenda masónica, Caín nació de la unión del espíritu luciferario Samael con Eva. Después Samael abandonó a Eva, que quedó viuda y Caín fue de este modo el hijo del espíritu de Lucifer, de la serpiente de sabiduría y de Eva la viuda. Hasta hoy día todos los iniciados llevan en su rostro el símbolo de la serpiente y por esta señal conocen sus compañero que es un hijo de la viuda y del espíritu de Lucifer. Por lo tanto, en la próxima encarnación se reconocerá a Hiram Abiff por esta señal y como toda prueba dada por una de las partes contra sus propios intereses es legalmente valida, prestaremos especial atención a los siguientes puntos entresacados de la versión Latina de la Biblia.
En el capitulo XIX del primer libro de Samuel, según la versión del rey Jacobo, se dice que Naioth es un lugar donde había una escuela de profetas y videntes, entre los que figuraba Samuel. Naioth es el femenino plural de Naja, que significa serpiente, y según ya dijimos es una palabra egipcia empleada en la Biblia. En la versión Latina se le llama al mismo lugar Naim y Eusebio dice que estaba situado cerca de Endor, famosa ciudad por residir en ella la pitonisa de quien se valió Saúl para hablar con la sombra o espectro de Samuel. Pero no se ha de entender que Naioth y Naim fuesen poblaciones de vecindario ni la misma con indistintamente ambos nombres, sino que significan dos clases muy diversas de gentes espiritualmente dotadas que los egipcios, distinguían colocando por señal en una de ellas la serpiente entre las cejas y en la otra en el ombligo. Estas últimas gentes eran médiums que recibían por el plexo solar las comunicaciones de los espíritus.
Los hebreos les daban el nombre de Naioth, empleando el subfijo femenino para designar sus cualidades negativas. Pero a los voluntarios clarividentes e iniciados, a quienes los egipcios representaban con la serpiente entre las cejas, les llamaban Naim, empleando el subfijo masculino para designar la positiva facultad espiritual que poseían. La versión de la Vulgata dice en el capitulo VII del Evangelio de San Lucas, que Jesús resucito al hijo de una viuda de la cuidad de Naim.
Pero este nombre se ha corrompido de su primitivo origen, sobre todo en las varias ramas de la raza anglosajona, adonde se trasladó con el tiempo la Logia de los franc-masones o hijos de la luz, quienes dieron el sonido de nain a la palabra nine que en inglés significa nueve, lo cual concuerda con la circunstancia de que la serpiente no alcanza su completo desarrollo hasta que se han transpuestos los nueve arcos de los misterios menores y el candidato aspira a la iniciación en los mayores.
Pero como todo cambia en esta terrestre esfera, también cambian los métodos de iniciación y sus requisitos. Hiram Abiff fracasó en su proyecto de hacer el mar de bronce cuando construía el templo salomónico, porque como hijo del ígneo espíritu de Lucifer no sabía entrefundir con el fuego el agua que habían derramado en el molde los hijos de Seth o criaturas del ácueo Dios Jehová. Antes de que lo asesinaran sus enemigos, recibió un nuevo martillo y una nueva palabra. El martillo tenía forma de cruz. La palabra estaba escrita sobre un disco. Y durmió hasta que la poderosa garra del León de Judá lo despertó en la personalidad de Lázaro, el hijo de la viuda de Naim. Entonces se encontró el martillo en forma de cruz y también el disco sobre el se veía grabado el místico símbolo de la rosa.
En estos dos símbolos se encierra el gran secreto de la vida, la entrefusión del agua y del fuego. Esta entrefusión está simbolizada en la rosa por la savia que nacida de la tierra asciende por el tallo y el cáliz hasta los encendidos pétalos abiertos al puro beso del sol, pero todavía custodiados por las espinas de los marcianos espíritus de Lucifer.
La masonería exotérica, que no va más allá de la cáscara de la mística orden instituida por los hijos de Caín, ha traído en los modernos tiempos al masculino elemento con sus vehículos positivamente polarizados, para adiestrarlo en la industria y la política, y regir de esta suerte el progreso material de la humanidad.
En cambio, los hijos de Seth, que constituyen el sacerdocio, enfocaron su labor en los positivamente vitales cuerpos del elemento femenino para dominar el progreso espiritual. Y mientras los hijos de Caín lucharon por medio de la francmasonería e instituciones análogas por el poder temporal, los hijos de Seth han luchado todavía con mayor ardimiento y eficacia para dominar el desarrollo espiritual del elemento femenino.
Al somero observador le parecerá como si en nuestro tiempo no hubiese decidido antagonismo entre ambas fuerzas; pero aunque la francmasonería no es hoy más que la cáscara de su antiguo místico ser, y el catolicismo se ha mancillado espantosamente al toque del tiempo, la guerra entre ambos prosigue tan enconada como siempre.
Sin embargo, los esfuerzos de la Iglesia se dirigen con mayor empeño que a las masas populares, a los que anhelan vivir en superior nivel espiritual para merecer la admisión en los Misterios del Templo y aprender a elaborar la piedra filosofal.
Según la humanidad adelanta en su evolución, se va polarizando más positivamente el cuerpo vital, y se intensifica en ambos sexos el anhelo de espiritualidad, y aunque el Ego cambie de sexo en sucesivas encarnaciones, la positiva polaridad del cuerpo vital aumenta independientemente del sexo.
Esto influye en la creciente tendencia hacia el altruismo, favorecida también por el sufrimiento dimanante de la guerra mundial, pues opinión unánime es que las naciones pueden establecer una paz duradera que convierta las espadas en arados y las lanzas en azadones.
La humanidad ha estado clamando hasta ahora por la fraternidad de todos los hombres como un magno ideal; más para realizarlo debemos ponernos en más cercana relación con Cristo, quien dijo a sus discípulos: “Sois mis amigos”. Entre hermanos puede haber enemistad y odio; pero la amistad es la expresión del amor con el cual no es posible el odio.
Por lo tanto, la Amistad universal es la mágica palabra que ha de nivelar todas las diferencias, dar paz a la tierra y buena voluntad a los hombres. Este es el magno ideal proclamado por la Fraternidad de los Rosacruces; un ideal que señala el camino más corto para llegar al nuevo cielo y la nueva tierra en donde se han de, entrefundir los hijos de Caín y los de Seth.

del libro "La Masonería y el Catolicismo" y "Cartas Rosacruces", de Max Heindel
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